Una cicatriz es un parche de piel permanente que crece sobre una herida. Se forma cuando el cuerpo se cura después de un corte, una rascada, una quemadura o una llaga. Las cicatrices también pueden resultar tras una cirugía donde se corte la piel, infecciones o afecciones de la piel, como el acné. Las cicatrices suelen ser más gruesas, así como más rosadas, rojas o brillantes que el resto de la piel.
Lo primordial para tratar una cicatriz es la privación total de la luz del sol, puesto que es piel lesionada que se pigmentará con mucha facilidad, y entonces va a ser muy complicado de eliminar. Posteriormente, es importante ser constante en la aplicación del tratamiento porqué las cicatrices tardan un tiempo en curar. Los productos pueden ser bien pomadas, bálsamos o parches de uso tópico. Estos contendrán activos reparadores como la Centella asiática y el Pantenol o vitamina B5 en fórmulas densas para aplicar en capa fina y que se mantenga un rato encima la cicatriz para asegurar una correcta penetración a la dermis.
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