El primer signo de fotoenvejecimiento ,y por lo tanto, que hay que prevenir desde la infancia, es el daño solar. Hasta llegar a tener una edad adulta, no llegamos a ser conscientes del daño que nos a ido causando el sol. No sólo protegernos del sol nos ayuda a tener una piel más saludable, también tenemos menos riesgo de tener quemaduras UVB, o lo que es todavía peor, hacemos una buena prevención para no hacernos daños con lesiones pre cancerígenas. Para poder prevenirlo, tenemos diferentes tipos de cosméticos y diferentes texturas como son las cremas, los geles, las brumas... que nos ayudaran a nuestro día a día y nos protegerá de un enjejecimiento prematuro. Dentro de los protectores solares, hay algunos que tienen activos específicos, que nos ayudan a no sólo proteger, sino también a tratar nuestro tono de la piel, o hidratar en pieles más secas, absorber el exceso de grasa en aquellas pieles que lo necesiten, y según el tipo de piel, usaremos un protector solar u otro. Para que ésta protección sea efectiva, debemos utilizar fotoprotección solar todos lo diás, y a su vez reaplicarla. Para evitar que los radicales libres nos causen envejecimiento prematuro, flacidez, manchas, melasma, arrugas profundas, tono irregular en la piel, etc. El producto imprescindible en el cuidado facial es la protección solar, y cuanto antes empecemos a usarla, antes estaremos ayudando a nuestra piel.
Protección solar según el tipo de piel
- Protección solar en pieles secas: En pieles secas o deshidratadas, gusta acabar la rutina con una protección solar densa, ya que deja una sensación de hidratación extra. En éste caso las texteras suelen ser crema, para mantener una sensación de más confort y nutrición.
- Protección solar en pieles grasas: En el caso de las pieles grasas, para que la textura no sea tan rica y guste más, suelen utilizarse SPF 30, pero en éste caso, deberemos de reaplicar la protección solar muy a menudo. Los activos deberán ser con efecto matificante, y que ayuden a la absorción de la grasa. Estaremos hablando de una textura más ligera tipo crema/gel. O textura fluida.
- Protección solar en pieles con manchas: En el caso de tener una piel con manchas, melasmas o tono irregular. Nuestra protección solar de elección será mínimo un SPF 50 y nos reaplicaremos cada 2 horas, ya que el filtro solar no es algo permanente y con el paso de las horas va perdiendo efectividad. En éste caso, trataremos que incorporen activos como es el ácido tranexámico, ácido kójico, ácido azelaico, ácido salicílico... Según el tipo de piel, aplicaremos una textura u otra, pero siempre con activos que nos ayuden a mejorar el tono de la piel.
- Protección solar en pieles sensibles: En pieles sensibles deberíamos utilizar protección con activos hidratantes un protector solar mineral, sin perfume para no irritar o dañar ésa piel sensible.
- Protección solar en bebés: El filtro solar que se debe utilizar en bebés es el filtro mineral, hablamos de un filtro 100 % físico. Un bebé no debe nunca exponerse directamente al sol, pero en cualquier caso, y fuera así, utilizaríamos ése tipo de protección.
- Protección oral: En realidad, estamos hablando de suplementación oral con antioxidantes. Éstos nos ayudan a inhibir la actividad de los melanocitos y según la suplementación hasta ayudar a reparar la inflamación de la piel y disminuir manchas, melasmas y tener mayor resistencia a la pigmentación. Deberíamos de tomarlo unos meses antes de la exposición directa o en pieles más sensibles, se podría utilizar durante todo el año.
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